sábado, 6 de febrero de 2010

LA MULTA - MALA MULA MULATA

La sobrevaloración del dinero,en su condición de mercancía suprema, aporta no pocas contradicciones a un sistema que ya debería haber sido revisado seriamente. Contradictoriamente coherente, la cultura capitalista establece como castigo, a lo mas valioso que tiene: el dinero.
Cuando las faltas son sancionadas con dinero (multa), a menudo bajo el amparo del ridículo argumento del "dolor de bolsillo", se genera una condición perversa al transmitir la idea de que todo se arregla con dinero; a la vez que se concreta una injusticia, dado que al sancionar igual falta con igual suma, el verdadero castigo lo es solo para el que menos tiene, en tanto no lo es para aquel a quien le sobra el dinero; sin contar con que no corrige actitudes y engendra metodologías de burla del supuesto castigo, sin modificar conductas.
En la práctica, para colmo de la perversión, la supuesta intención educativa es enteramente reemplazada por la simple y llana recaudación por parte de los organismos públicos o privados, encargados de tal menester.
Propuestas alternativas en próxima publicación.

IRONIAS DE LA VIDA

He sido tristemente sorprendido durante los últimos años, al comprobar reiteradamente el deterioro intelectual que impide la simbolización. La precaria literalidad que ostentan innumerables seres humanos de la sociedad que comparto, me hace suponer que el mismísimo Jesús (el Cristo) fracasaría estrepitosamente al hacer uso de sus parábolas en la actualidad. Observo diariamente que la utilización de la ironía es duramente atacada y cuestionada, siendo por otra parte comprobable que muchas personas ni la utilizan ni la disfrutan, dado que no pueden despegar de lo concreto. ¿Estaremos ante un proceso gradual de retroceso a la animalización? El uso de la palabra inluso se ha precarizado de tal manera que el lenguaje (en todas sus formas) se ha limitado a mínimas expresiones y recursos, generando también enormes e intrincadas confusiones en la comunicación y las relaciones. No solo se reduce el caudal de palabras a utilizar, sino que hay una enorme resistencia a escucharlas. Se opta por sonidos alienantes (incluso con la excusa de la música) para no escuchar y procesar palabras. Esta "holgazanería" auditiva, deja a las personas a mitad de camino en su construcción -cuando no los retrocede- y por consiguiente a la sociedad. La ironía es un modo de expresión de alto contenido simbólico que invita a repensar conceptos y situaciones, aunque, paradógicamente, requiere de pensamiento y conocimientos previos. Es decir, se hace necesario un ejercicio intelectual anterior y permanente que permita conceptualizar y simbolizar, para poder echar mano de la ironía. Leo y escucho, cada vez con mayor frecuencia, airados rechazos y críticas al uso de la ironía. En algunos casos porque se sienten afectados personalmente, cuando "da en el clavo" y, al carecer de argumentos para rebatir la crítica implícita, optan por "matar al mensajero"; y en otros, porque sencillamente no logran visualizarla y reciben literalmente el mensaje, siendo esta una situación de mayor precariedad al no percibir que, precisamente, se trata de una ironía. Quizá, una cultura que valoriza mucho mas a las cosas que a las personas, sea responsable de este "quedar pegado" a lo concreto y no poder simbolizar. Se reciben con agrado comentarios a favor y en contra, siempre que contribuyan al enriquecimiento de la construcción humana en un sentido conceptual (para el cuerpo ya hay sobre abundancia).