lunes, 20 de diciembre de 2010

ACTUALIDAD

La tilingada del auto tuneado, con música monocorde a todo volumen; así como el descerebrado del escape libre, son hijos y nietos de aquellos que abandonaron la palabra y claudicaron en la tarea de construir y construirse. El imperio del bajo (sonido grave) transportado en automóviles deformados, no es casual: los sonidos de baja frecuencia se “escuchan” en el vientre y la caja toráxica; desde donde se puede inferir que se trata de una manifestación más, en la insistente búsqueda de estímulos externos y dedicados al cuerpo, en desmedro de los estímulos dedicados al interior que serían aquellos que inciden directamente en la calidad de la persona.


Durante muchísimos años se insistió (y aún se hace) hasta el hartazgo, en la importancia del “sentir” para considerarse humano. Se pintó un estereotipo del pensador, al cual se identificó como alguien frío, calculador y despreciable; estableciendo como contrapartida al ser humano cuyo centro de acción serían los sentimientos, lo cual lo haría “humano”, como sinónimo de bueno.

Hace muy poco tiempo, una publicidad de la legendaria gaseosa del norte ridiculizaba ex profeso a un crítico de cine, mientras una jovencita (gaseosa en mano) miraba embelesada una romántica escena de pantalla grande. El remate publicitario sentenciaba: necesitamos menos críticos, necesitamos disfrutar más.

Si podemos considerar que el crítico de cine es la persona que piensa y analiza, es fácil arribar a la conclusión de que la actividad intelectual sigue siendo bastardeada y en este caso por el gigante del consumo, al cual sospechosamente parece interesarle muy poco que las personas (para ellos meros consumidores) piensen. Por el contrario, les proponen que en vez de eso, sientan –disfruten- consumiendo su bebida y de saber algo ni hablar. Si consideramos también, que por el momento no hay riesgo de decadencia en el consumo de tal brebaje, que el mismo sigue batiendo record dada su calidad e instalación definitiva en el paladar de grandes y chicos, y que por lo tanto no se justifica un gasto publicitario para promover un producto que de todos modos se vende, queda entonces suponer que de lo que se trata es de reforzar (por las dudas) el antiguo mandato de que sentir sería mejor que pensar. No se vendió más Coca Cola con ese spot, pero se recordó la premisa: no queremos que construyan estímulos internos, no queremos que piensen, que analicen, que tengan mejor calidad de vida interior y social, no queremos que sepan... nosotros fabricamos solo estímulos externos, destinados exclusivamente al cuerpo y eso es lo que queremos que consuman.

Demasiadas veces escuché a hombres y mujeres adultos cambiar o pedir que cambien el dial de una radio para sintonizar música, porque en ese momento, en esa sintonía, estaban hablando. Es todo un síntoma del estar peleado con la palabra, que es precisamente la constructora del pensamiento, de la persona. Es la que nos hace humanos y nos aleja del animal primigenio, es nada menos que la capacidad de simbolizar. No es el sentir lo que nos humaniza; es el pensar, hablar, escuchar, simbolizar.

La interpelación típica de cualquier cronista de televisión, comienza diciendo: que sintió...? en tanto que muy rara vez, se escucha preguntar: qué pensó...?

El resultado es una limitación impactante en el desarrollo y la capacidad humana, ilustrado con una frase escalofriante para lo que debería ser la humanidad a estas alturas: “Cuando alguien señala las estrellas, los necios miran el dedo”.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Sur, de Marzo a Junio

Con trazos invisibles
dibuja caprichosa
en el aire y por el aire
el itinerario absurdo de su vuelo.
Será la fria soledad de un banco,
quizá la vera de la acera,
o el pálido cesped tras las rejas
quien acunará su llegada ornamental.
Serán las hojas
Será ocre
Será el otoño.

jueves, 2 de diciembre de 2010

POROS

Brindemos, dijiste


Para celebrar la vida…


Y acaricié tu piel.






Ocurrió entonces que


Los más finos cristales


Crearon melodías originales


Vírgenes de oído humano.






Brindemos, propuse


Por los manantiales…


Y bebí de ti.






Ocurrió entonces que


Tus poros estallaron


Como burbujas de licor


En la superficie del encanto.






Brindamos, entonces


Por los abismos insondables…


Y me dejé caer.






Ocurrió entonces que


El fuego más antiguo


Nos fundió por un instante


Y la vida fue eterna una vez más.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Y VOS... QUÉ SABÉS?

En democracia se puede elegir y eso no es poca cosa. Sin embargo, ese estado debería aun permitirnos avanzar hacia estadios de mayor perfeccionamiento de la práctica en pro del bien común. De nuevo, se requiere de impulsar con fuerza nuevos paradigmas que modifiquen la actual cultura que encarcela al ejercicio democrático, limitando considerablemente su potencial. Quien elige con conocimiento, elige a su benefactor; quien lo hace sin conocimiento, elige a su verdugo. La democracia permanece vigente en ambos casos, pero los resultados son opuestos. Si el chancho supiera que la abundancia de alimento que le es provista forma parte de la ceremonia para su muerte, no celebraríamos la navidad con carne de cerdo: habría rebelión en la granja. Aún transitamos el estadío del creer en las prácticas eleccionarias y nadie parece preocuparse demasiado en lograr que las creencias sean reemplazadas por saberes. El saber pone límite a la fiesta de unos pocos y carga con responsabilidad (vuelve adulto) al poseedor del conocimiento. Quizá por eso ninguna de las partes se esfuerza demasiado...

lunes, 30 de agosto de 2010

DESDE ATRAS

Vaya a saber que maldito grifo del alma
empañó con llanto los recuerdos de mi infancia
que al compás de la música de entonces
trepaban por el humo de medio cigarrillo.
Vaya a saber que arañazo de espinillo
no sanó en el arroyo entre los sauces
o que rasguño ya sin agua ni sombra
puso al sol abiertas sin remedio
las viejas cicatrices que ocultaba.

miércoles, 25 de agosto de 2010

CONDENADOS

Cuando en la despedida se anticipan los recuerdos que vendrán a golpear la noche, y alguna parte de nosotros alcanza a ver ese tiempo del muy después, en que estos caerán hasta convertirse en olvido, entonces es cuando la tierra se seca mientras el universo se apaga y entonces es, también, cuando comenzamos a morir por partes, aunque está prohibido. Porque nadie nos quiere tristes y nadie nos quiere a medio morir, porque duele menos morir del todo a pesar de nada. Sin embargo, tampoco nos quieren muertos; y nosotros, locos incurables, queremos que nos quieran. Estamos irremediablemente condenados a vivir hasta morir, por designio de quienes, aún en la despedida, nos dicen que nos quieren.

domingo, 4 de julio de 2010

EDUCAUCIÓN

No hace mucho, había logrado –no sin esfuerzo- convencer a mi hija menor para que llevara a cabo una tarea de principio a fin, sin distracciones. El desafío consistía en que terminara de anudar sus zapatillas, caminara desde su habitación hasta el comedor, se calzara el guardapolvo, tomara su mochila y saliera para ser llevada a la escuela. Juro que todo apuntaba al éxito, cuando en medio de su desplazamiento hacia el objetivo, alguien, con forma de madre, le arrojó a la pasada una cuestión que nada tenía que ver con el emprendimiento. No hizo falta nada mas para marcar un nuevo fracaso en la grilla de mis experimentos, a tal punto que algunos de ellos están señalados casi proféticamente. Eso si: todos mis fracasos han sido exitosos y lo seguirán siendo.
Mientras transitábamos el camino de casa a la escuela –acción que en si misma no garantiza el aprendizaje- y aumentaba mi preocupación por aquello de llegar último, como aplauso de sordo, pude pensar en las cuestiones distractivas que le fueron arrojadas a la escuela, tanto como para que –a estas alturas- perdiera su objetivo.
Se dijo, y se sigue diciendo, que la escuela moderna debe enseñar a pensar. Hasta ahí todo muy bien, pero lo que no se quien dijo, es que para enseñar a pensar había que dejar de transmitir conocimientos. Para poder pensar, es necesario que existan elementos que se puedan comparar, asociar, conectar, evaluar, cuestionar, etc. Es decir, sin conocimiento no hay posibilidad de pensamiento; sería como intentar nadar sin agua. Nuestra escuela ha dejado de transmitir conocimiento hace muchos años. Es cierto, antes, la formalidad del conocimiento establecido como definitivo según las necesidades de la política de turno, no dejaban lugar al pensamiento crítico y al cuestionamiento; pero, al intentar incorporar el pensamiento crítico en la casi simplista expresión de “enseñar a pensar”, dejaron de hacer lo otro. Ambas cosas son indispensables para construir personas y sociedades con mejor calidad de vida. No es una u otra, son las dos.
Ejemplo: escuché enviar alumnos a investigar el proceso de las cuatro estaciones, que como sabemos tiene su explicación en la traslación de la tierra y la inclinación de su eje, etc. Ese conocimiento ya existe, ya fue investigado y no hay dudas razonables al respecto. ¿No sería mejor transmitir directamente el conocimiento, en vez de perder tiempo en dilaciones e iniciar, en todo caso, una investigación de algo más dudoso? Ese método es un vicio escolarizado, cuyo único logro es descomprimir la tarea docente en el aula (sin beneficio alguno para el alumno) y garantizar que terminarán su secundario sin saber un ápice de astronomía o geología, sin mencionar que en muchísimos casos aún la lecto escritura se encuentra ausente. Es frecuente observar que, debido a la ausencia de conocimientos previos, en el proceso de “investigación” de ciertos asuntos, los jóvenes copian de Internet y pegan en sus trabajos prácticos, disparates envidiables por cualquier humorista, que poco o nada tienen que ver con el tema propuesto. Con esta metodología, el año escolar transcurre de pérdida de tiempo en pérdida de tiempo, sin que conocimiento alguno termine por quedar acabadamente instalado en la mayoría de los cascotes, muchos de los cuales permanecen vírgenes hasta el final de sus días, exhibiendo en alguna pared su certificado de “estudios” cursados... y aprobados!!! Permítaseme destacar que cuando digo MUCHOS, es precisamente eso lo que quiero decir. Como este deterioro lleva ya varias generaciones, sería mínimamente heroico esperar que en cuatro años de formación, los docentes adquieran los conocimientos que no adquirieron en 15 años de escolarización, con lo cual el círculo se repite y se ajusta cada vez más. El sistema provee a los estudiantes de magisterio extraordinarias herramientas pedagógicas para transmitir nada. Saben muy bien como, pero no saben que. Por supuesto que hay casos de esfuerzo individual y de familias especiales que pusieron bases en la cabeza de sus hijos, construyendo individuos con conocimiento y capaces de pensar, pero por desgracia son relativamente pocos. Lo cierto es que la escuela llega tarde y sin remedio, distraída por un sinnúmero de actividades modernas y elegantes, que prácticamente eliminan de la escena el trabajo áulico, único que puede dar frutos.
La cultura de la apariencia (algunos la llaman de consumo), hace que las familias crean que la cosa pasa por tener cosas, entonces quieren que sus hijos tengan la cosa que simula o supone el conocimiento, pero no les importa esto último que sería la esencia o el contenido, dado que el diploma se puede exhibir y el conocimiento, en cambio, está dentro de la cabeza. Este último también se podría exhibir, en caso de ser necesario, si la sociedad no hubiese abandonado también la palabra y su contracara que es la capacidad de escuchar. La situación se agrava considerablemente cuando alguno de estos chicos quiere ser maestro-a... y lo logra!!! De este modo, cuando algún docente aislado tiene la osadía de reprobar a sus alumnos porque no están a la altura de lo requerido, en vez de ayudar a sus hijos a estudiar y aprender, los padres marchan pidiendo la cabeza del docente.
Por lo que algunos amigos docentes pensantes me informan, los diseños curriculares actuales son excelentes, solo que hay al menos dos pequeños problemas: casi no hay quien esté en condiciones de transmitirlos y, en caso de ser ello posible, irían a parar a un enorme vacío cultural. Para que tuviesen alguna expectativa de éxito, serían imprescindibles importantes cambios de paradigmas en la sociedad. Para poner proa en esa dirección, será crucial la neutralización de los jíbaros multimediáticos, ya que de lo contrario este país sería Honduras, en menos que canta un gallo.

¿El Huevo o la Gallina?

Felizmente, el libre ejercicio de pensamiento obtenido por la humanidad contra viento, marea, espadas, hogueras y otras sutilezas, nos ha permitido avanzar en la construcción de apreciaciones mas precisas, aunque claro, siempre perfectibles. Habernos permitido dudar de las verdades absolutas, es un paso que, a mi criterio, supera y mucho a un pisotón en la luna.
La relatividad de Einstein, es una observación filosófica antes que científica. Que lo observado depende del observador y de su estado, nos posibilita entre otras cosas, dejar entrar a nuestro mundo otras condiciones que, no por ignoradas, debemos presumir inexistentes. Sin embargo, a la hora de establecer parámetros comunes, deberíamos ser cuidadosos de utilizar solo aquello que sabemos y podemos demostrar al menos razonablemente, evitando construir sobre la aventura de la imaginación y el absolutismo, a fin de no regresar a las sombras originales.
Tendemos, en un característico afán reduccionista de esta época, a catalogar eventos y condiciones por orden de importancia, alfabético o cronológico, y lo hacemos aún a martillazos cuando no encaja en nuestro esquema de pensamiento. Convengamos, antes de continuar, que la posibilidad de un razonable ejercicio del pensamiento, aún permanece vedado a inmensos sectores de la sociedad, entre-tenido y ador-mecido no por casualidad.
La disquisición acerca del ser y-o estar (de eso se trata), con relación a cierta preeminencia de uno u otro concepto, debiera comenzar por permitirnos desestablecer el criterio de que habría una mayor importancia en una de esas manifestaciones respecto a la otra. Porque, en definitiva, porqué habría de haberla?
Estimo que ambas condiciones son referenciales. Estar requiere de referencias externas y respondería a las cuestiones ¿dónde? o ¿cuándo?, en tanto que ser requiere de referencias internas y responde a las cuestiones ¿qué? o ¿cómo?,
Ajenos a lo que se cree, según la cultura de que se trate, y por lo que razonablemente se conoce, nace un ser humano con potenciales condiciones para procesar determinados estímulos, con los que poco a poco irá construyendo una persona. Estos estímulos se originan en su entorno inmediato y se amplían luego a la sociedad y la cultura en que el individuo está. El proceso que realice con todos esos estímulos –que no son otra cosa que palabras y actitudes- determinará un ser que, de nuevo, responderá a un qué y un cómo altamente influenciado por el entorno. La calidad de los estímulos iniciales, determinarán por consecuencia u oposición, el como será y donde estará. Cierto es que la cultura actual pasa por alto ciertas cuestiones fundamentales y fundacionales y suele confundirse el ser con la profesión (sos telemarqueter), y la calidad o reafirmación del ser con sus posesiones (si no tenés... no sos nadie).
Pásase por alto entonces al sujeto, que en nuestro análisis sería el ser, y contémplase al objeto funcional a la estructura social (en la mayoría de los casos, simple consumidor).
Respecto al estar, podríamos determinar al menos dos condiciones: un estar físicamente, en referencia geográfica; y un como estar en referencia actitudinal. Este último aspecto adquiere una relación directa con el ser.

El Fraude

La milanesa de soja, el consolador y la muñeca inflable, constituyen burdas imitaciones de auténticos productos originales, como son la milanesa de carne de ternera, el pene y la mujer.
Estos populares reemplazos se justifican con innumerables excusas, donde el centro de la cuestión, suele girar en torno al desagrado que el original produciría en el consumidor. Sin embargo, llama la atención que el reemplazo conserve la forma del auténtico. Si tanto rechazo produce en la víctima un trozo de carne con pan rallado y huevo, ¿porqué construir una alternativa con el mismo aspecto? Ya se sabe que no es; entonces, ¿cual es la necesidad de hacer que parezca? La reflexion vale, por supuesto, para los otros dos ejemplos y los que se le ocurran al lector.
Convengamos que hablamos de imitaciones, no de creaciones. Vale entonces incursionar en algunas posibles explicaciones que, según mi observación, se inscriben en la renuencia omnipresente a pagar el precio.
Por ejemplo: víctima horrorizada porque la carne es consecuencia del asesinato de una vaca. Pues bien, sí lo es. Pagar el precio es asumirlo, cargar con eso y de paso recordar que en algunos aspectos, los humanos no somos gran cosa aún. Si por el contrario, se considera incapáz de afrontarlo, está bueno que se consideren alternativas en las cuales no haya nada que recuerde el crimen. De lo contrario, la simulación queda encadenada al –ahora- supuesto rechazo. Ocurre que quienes dicen que no matarían jamás a una persona, suelen disfrutar con video juegos donde se puede matar sin compromiso, o viendo películas donde parece que matan personas y, para mayor tranquilidad, son otros quienes lo hacen. La simulación perpetua aparece donde debió estar la integridad. Con integridad, todo pasa por uno mismo. Sin embargo, pertenecemos a una cultura donde se nos endosó como natural, el arte de “poner afuera”, es decir, de no querer pagar. Para eso en principio nos fue dado un dios, que es quien se hace cargo de lo que no nos gusta o no queremos saber, para no tener que hacernos cargo. Las consecuencias, dificultan cada vez mas la convivencia e inexorablemente se adhiere a las respuestas de los gurúes de moda que, por supuesto, para nada mejoran la hecatombe.

martes, 22 de junio de 2010

Con A


Andá a trabajar, haragán...! El presente mandato tiene sus orígenes en la cultura Judeo-Cristiana, según testimonia el mismísimo libro primero de la Biblia.
Dice en el Génesis que cuando Jehová echó a patadas del paraíso a Adán y Eva -por poco confiables en eso de los mandatos- los castigó con males que hasta ese momento no conocían: Con dolor parirás tus hijos (a ella) y ganarás el pan con el sudor de tu frente (a él). Con el tiempo, la necesidad de que el sistema funcione y la complicidad de los religiosos, lo que en principio era un castigo fue tornando a color rosa con aggiornamientos varios hasta convertirse en un derecho humano. Es decir: todos tenemos derecho a ser castigados. Pero, tratándose de la raza humana, la cosa no podía acabar en tan solo una contradicción: generaciones enteras creen que ese “derecho” es una obligación y es tal la fuerza del mandato, que se equipara a la intensidad del trabajo que realiza alguien con su calidad de persona; de modo que se escucha a menudo el elogio es muy trabajador-a, muy buena persona. Parecería -en esta era donde la confusión es la gran ramera babilónica del apocalíptico anuncio- que trabajar mucho tendría un efecto casi mágico en la construcción de una persona, así como en menor escala pero casi tan popular sería el efecto de la actividad física para la salud psíquica, que se promueve generalmente en práctica de deportes como panacea antiadicciones, entre otras virtudes, que casi dejan sin trabajo a psicólogos y psiquiatras.
Esta valoración abstracta del trabajo, pegando el concepto a la dignidad, la libertad, el desarrollo y varios etcéteras con formato de slogan, contribuyen a instalar con cepo y grilletes que eso no se discute. Cualquiera que ose cuestionar estas valoraciones, sufrirá el aislamiento social y quedará sellado con la nada honrosa denominación de haragán.
Lo cierto es que los únicos realmente beneficiados por el trabajo, son los dueños de las riquezas, no los trabajadores. Recuérdese que los primeros no están sometidos al mandato: ellos tienen mucho dinero y no necesitan trabajar para vivir y a nadie se le ocurre decirle haragán a un rico. Los que tienen que trabajar, popularmente asumido, son los pobres. Cuando no lo hacen, ellos si son considerados haraganes, tanto por los que se beneficiarían con su trabajo, como por sus pares que, mayoritariamente, creyeron el cuento y se desloman para no ser víctimas de la despiadada crítica a que, de no hacerlo, serían sometidos por las otras víctimas que hacen de policías del sistema.
Tan a la vista que no se ve, está la experiencia concreta de millones de trabajadores que de ninguna manera alcanzan a saborear las míticas mieles –tan siquiera- del alto poder adquisitivo y que van como burros tras la zanahoria (o la sofisticada imagen de ella), por la que –a fuerza de no alcanzar- suele ocurrir que comiencen a perder interés. Para el caso que ello ocurra, los previsores ideólogos se reservan a modo de azote, el acicate de las deudas. Obligados a procurarse su propio garrote para poder “ser”; deben, luego existen. “...están condenados al insomnio por la ansiedad de comprar y la angustia de pagar”. (Patas Arriba – Eduardo Galeano).
Después de más de 40 años de deslomarse al sol o al frío, realizando duras tareas y obedeciendo fiel y respetuosamente las órdenes, siempre pobre y luego jubilado con la mínima, concluyó mi padre en una sobremesa: ...el trabajador gana lo suficiente para volver a trabajar al otro día...Aún espero con ansias que alguien me explique, razonablemente, la diferencia entre esto y la esclavitud; tanto como espero poder entender alguna vez cuanta justicia hay en eso de que los pobres, como si tal condición fuese poca desventaja, tienen que ser además: trabajadores, creyentes, honestos, limpitos, educados, respetuosos, abstemios, sumisos y, preferentemente, negros.
http://www.delaservitudemoderne.org/espanol1.html

lunes, 14 de junio de 2010

SI EL VINO VIENE...


Con la habitual fascinación del bebedor, paseaba la mirada por varietales, malbecs, sauvignones y tintos tantos que ofrece la góndola del super, cuando una joven acompañada por la cajera se acerca al sector de privilegio. Exhibe un estuche de madera para vino, de buena calidad, con habitáculos tallados en el interior de la tapa, conteniendo sacacorcho, termómetro y otros adminículos para la ceremonia del buen beber. Refiere la muchacha a los $ 200 (aprox U$S 50) que pagó por el estuche y pretende ayuda para elegir un vino acorde, a fin de “quedar bien” con el regalo. Implícito en el diálogo el permiso para intervenir, sugiero un Rutini (lo mejor exhibido), que ostenta míseros (por comparación con el estuche) $ 62.-
La dama retrocede espantada y opta por otra bodega que ofrece uno de sus tintos a $12.- Todos felices, sonrisa de despedida y agradecimiento por nada... es decir, por la frustración de la primera impresión y por la confirmación de una persistente observación: Vivimos a cada instante la cultura de la imagen, de la apariencia, del “parecer ser”.
Nada de esta elucubración estaba –seguramente- en la cabeza de la joven que quería agasajar a su suegro. Casi no tengo dudas de que haya logrado “quedar bien” y es probable aún que, mas allá de eso, legítimamente aprecie a ese hombre. Sin embargo, influida por esta cultura hasta lo hipnótico, nunca supo que privilegiaba el continente por sobre el contenido. Lo esencial es invisible a los ojos, había dicho Saint Exupery en El Principito, también solitario y frustrado a estas alturas.
La desmedida y sobrevalorada importancia que se le da a los envases (continente), actúa en desmedro de los contenidos; tanto así que, no hace mucho, una publicidad llamaba la atención con el lema: lo que importa es la cerveza.
Pero, infinitamente mas trascendente que los objetos es la persona y, sin embargo, el packaging se apropia despiadadamente de ella, envolviéndola en una presentación exquisita, excluyendo sin ningún pudor al contenido, de tal modo que todos los estímulos están dirigidos al cuerpo, el envase o continente de la persona.
Se transmite con abrumadora fuerza la idea de que ésta y su apariencia serían la misma cosa, creando estereotipos para todos los gustos y proliferando entonces no pocas decepciones que aún no alcanzan para despertar a esta humanidad occidental, cristiana y globalizada, del sueño hipnótico en que se encuentra por obra y gracia del consumismo (entre otras cosas que podemos buscar mas atrás).
Tenemos hoy superabundancia de cosméticos, cirugías, gimnasios, prendas de vestir, drogas, derivados lácteos y otros incomibles que suelen venderse con el argumento de que servirían para vivir más, una falacia que en realidad confunde el vivir de la persona con el durar del cuerpo, con el agravante de la dudosa efectividad del producto aún en eso de la duración. Suele proponerse también que “verse bien” tendría efectos milagrosos en el “interior” del sujeto que, a estas alturas, ya es objeto; habiendo resignado su condición de ser pensante, a la de ser pensado por otros, esos que le dictan como es “verse bien” y que comprar para lograrlo. Dado que esta última condición persigue intereses de poder, casi invariablemente económicos, ¿cuánto de la persona puede llegar a construirse? ¿Cuánto de su propio deseo? ¿Cuánto de adquisición de conocimientos, de capacidad de análisis, de evaluación y valoración de actitudes? ¿Cuánto estímulo dedicado al pensamiento, a la construcción de la persona que habita ese cuerpo? ¿Cuánto valor se adjudica a las “mil palabras” que crean y construyen, y cuánto a la imagen que supuestamente “vale mas”?
“Si el vino viene, viene la vida...” jugaba y casi cantaba don Horacio Guaraní; pero, ¿qué pasa si solo viene la botella? Aquí, precisamente, es donde estamos.

domingo, 6 de junio de 2010

Bicentenario


En la foto
Jorge Lynch,
Profesor de Historia, autor de lo que sigue.






Por coincidencia y solidaridad, publico a continuación el texto del discurso pronunciado por este amigo, el 25 de Mayo de 2010 en el acto oficial.


A los vecinos y autoridades:

Si en esta ocasión solo nos centráramos en rememorar a nuestros héroes del pasado, no aportaríamos nada nuevo a esta significativa fecha. Algunos de estos héroes realmente lo fueron, otros, fueron dibujados por la pluma de los historiadores. Pero gran parte aún mora en la mudez de la historia.

Para esta oportunidad en lugar de repetir lo usual y sentirnos grandes y frustrados al mismo tiempo; grandes, por una ilusión de un pasado que tal vez no lo fue tanto y frustrados por no haber encontrado el camino que ese pasado parecía prometer.

Es hora que mencionemos aquellos actos en los cuales como sociedad somos herederos y responsables, mas aún, somos culpables en la actualidad por seguir reiterándolos. De este modo, al testimoniarlos, poder remitirlos definitivamente.

El proceso que se inicia el 25 de mayo de 1810, no solo es obra de la voluntad de sus actores, sino también de causas internas y externas que de alguna manera condicionaron las características del mismo. De igual manera la instalación en este territorio de una nueva identidad política, la Argentina , que no estaba en ciernes hace doscientos años, sino que es obra de las elites regionales que adoptaron la forma del estado nación, para insertarse en el mundo y el mercado internacional; esta decisión, que hoy deseamos aplaudir, no estuvo exenta de errores e injusticias que aún hoy repetimos como una maldición.

Pablo Neruda, dijo que los españoles se llevaron todo y nos dejaron todo, los españoles se nos llevaron el oro, y nos dejaron el oro, al dejarnos la palabra. Este gran poeta en su grandeza no agregó que también nos dejaron la incapacidad de ver en el otro a un igual, en comprender y convivir con la diversidad.

Así es como esta sociedad -y de esto no siempre tiene la responsabilidad algún actor político- a veces desprecia hasta lo indecible a los que ahora consideramos extranjeros, aunque no siempre lo fueron. Hemos inventado un calificativo para los originarios de BOLIVIA y pocos saben que este territorio, nuestro territorio, es libre porque cuando San Martín decidió emprender su campaña liberadora, cruzando los Andes, fueron los antepasados de los que hoy despreciamos, quienes en alguna oportunidad hasta solo con sus manos contuvieron la marea realista que bajaba del Perú para ahogar en sangre la libertad primera.

Acusamos constantemente a nuestros hermanos chilenos, responsabilizándolos de actos que cometieron sus gobiernos, pero no su pueblo y tampoco sabemos que casi la mitad del ejército de los andes estaba formado por soldados de esa región, los que no tuvieron ni vergüenza ni reservas de servir al mando de un general argentino, quien realizó la única tarea redentora posible, que es la de liberar a los pueblos.

A menudo, nos quejamos con justa razón del abuso imperialista y colonialista de Inglaterra, por la usurpación de nuestras islas Malvinas, sin embargo, también nosotros fuimos un país agresor e imperialista, cuando junto al Imperio del Brasil y a Uruguay, destruimos al hermano pueblo paraguayo, dejando solo mujeres, ancianos y niños.

Posteriormente, fueron los pueblos originarios las víctimas, aquellos que tanto por su valor, como por su mansedumbre habían sobrevivido a la conquista española. Así es como mapuches, araucanos, tehuelches en la Patagonia y tobas en el gran chaco, fueron exterminados, robados y reducidos a la servidumbre. Lo que no había hecho la conquista española, lo hizo este nuevo estado y lo avaló esta sociedad. Me pregunto si para estos pueblos tenga algún valor o sentido este bicentenario.

A esta situación tenemos que agregarle la invisibilidad a la que se sometió a la población afro descendiente, a la misma solo se reserva el recuerdo estereotipado, la de un vendedor de pasteles que parecía ir alegre por la Buenos Aires colonial, mientras que en realidad lo que realizaban eran las duras tareas agrícolas y de servicios para que una clase hispano criolla gozara sin preocupaciones.

Aunque, sin ir mas lejos en los archivos de nuestra parroquia se encuentran las actas bautismales de la población esclava y liberta, cuya sangre posiblemente vague por la venas de algunos de nosotros, esperando algo de reconocimiento.

Solo recordado para las efemérides, es el sitio que se le reservó al gaucho en nuestra cotidianidad, incluso a aquellos que hoy representan, a los que alguna vez con su sangre regaron las acequias de la liberación, se los somete, teniendo que pedir permiso al poder de turno, para iniciar desfiles y procesiones. Sería al menos justo que luego de este acto se aboliera del protocolo tal sumisión.

Por último, para que todos comprobemos como funciona el patriarcado, el papel de la mujer en la historia argentina ha sido relegado a uno secundario. La figura de Mariquita Sanchez de Thompson nos llega desde los libros, como la de una dama, que invitaba a sus tertulias a los jóvenes revolucionarios, no nos cuentan que era una de las principales intelectuales de la época, capaz de enfrentar a sus padres, llevándolos a un juicio de disenso, porque le habían elegido otro compañero que el que su corazón deseaba.

Ni que hablar de Juana Azurduy de Padilla, tuvo que tener la Argentina una presidenta, para reconocer el valor de esa mujer por entonces altoperuana y desde al año pasado es una generala del ejército argentino.

Es imposible no mencionar que fue la lengua y la boca, nuestras lenguas, nuestras bocas, las de esta sociedad, las que durante la última dictadura decían “por algo habrá sido”, créanme que eso fue tan cruel como las mismas manos ejecutoras.

Todos nuestros prejuicios y discriminaciones son reparables, no solo nuestra reflexión puede ayudarnos. Nuestro país cuenta con leyes, con tratados internacionales, que pueden convertirse en herramientas que moldeen a los nuevos ciudadanos. De manera tal, que en los próximos años las nuevas generaciones, sean individuos libres de verdad.

Si en algún momento hoy nos toca unir nuestras voces para vivar a la patria, hay que hacerlo, pero con la certeza que bajo esta patria, entidad intocable, se esconden o cobijan, no un pueblo, sino varios, que esperan su momento.

Muchas Gracias

jueves, 6 de mayo de 2010

Habemus quien no semus

CARTA ABIERTA AL ESTADO MUNICIPAL


El islamismo tiene mala prensa. No es para menos, causa cierto escozor tanto fundamentalismo, y ni hablar de la denominación República Islámica de... donde gobierna la religión, no el conocimiento sino la fe, con lo que toda posibilidad de mejora y desarrollo está descartada, porque la fe es inamovible y empecinada. Un ancla, digamos. Quienes ya se posicionaron (favorablemente) sobre ese estado de situación, no querrán, por supuesto, que haya cambios.
Sin embargo, aún a riesgo de sentirme inoportuno y molesto por molestar, quiero llamar la atención sobre cierto coincidente parecido.
El año anterior, en el acto central (desfile de las instituciones) del 26 de Septiembre, el locutor oficial anunció que presidía el desfile la Virgen del Carmen. Este año, el 25 de Mayo del bicentenario, se decide que la bandera argentina salga del templo parroquial –después del tedeum- para ser izada en el mástil de la plaza. Un gesto nada desdeñable de apropiación de un símbolo de identidad nacional que se pretende de TODOS los argentinos. ¿Pretenderá la iglesia católica que TODOS los argentinos seamos católicos? No hace mucho, un cura y un concejal declararon públicamente “pueblo mariano” a Carmen de Areco, ninguneando estrepitosamente a los ciudadanos que no profesan esa fe y a los que no profesamos ninguna pero que habitamos este pueblo; lo que constituye tanto un acto de discriminación como una flagrante falta de respeto por el Otro. Socializada esta pérdida (del respeto) y el abuso de poder, los resultados pornográficamente visibles son aquellos de los que después nos quejamos y para los cuales propondremos “soluciones” que, para variar, nada tendrán que ver con el asunto.
Quiero recordarles que la cristiandad en general, tiene sus festejos de identidad (bajo la órbita del dios Mercurio) en Abril y en Diciembre (Pascua y Navidad) y el catolicismo en particular el 16 de Julio, festividad en la que utiliza recursos del estado, con todo lo que ello significa.
Quiero recordarles también que ésta, con sus mas y sus menos, es aún la República Argentina, no la República Católica Apostólica y Romana de...
Que nuestra constitución diga que SOSTIENE el culto católico, no significa que comulga, se somete u obliga a los ciudadanos a esa fe.
Que el 25 de Mayo, el 9 de Julio, el 20 de Junio, el 26 de Septiembre, etc. son FIESTAS CIVICAS, es decir, de TODOS los ciudadanos (en términos prácticos, todos los que tenemos DNI, LE, LC, CI, etc.).
Que habemos ciudadanos ateos, evangélicos, testigos de Jehová, apostólicos, judíos, agnósticos, umbandistas y probablemente mas.
Que la denominación REPUBLICA contempla los derechos de las minorías, para que la sola democracia no convierta a la mayoría en virtud ni en verdugos, por el solo hecho de ser muchos. Suele decirse, con tanta inocencia como ingenio, que las moscas también son mayoría por estos lares, y sin embargo...
Espero sinceramente que las autoridades que nosotros elegimos para que gobiernen de acuerdo a los estamentos de la República, decidan estar a la altura de las circunstancias y lo hagan con justicia, cordura e independencia.
Estas autoridades, fueron elegidas por los ciudadanos, no ungidas por algun dios.

lunes, 19 de abril de 2010

DICTAME QUE ME GUSTA

Escandalizada, joven profesora cuelga los libros.

Siempre me gustó eso de los títulos y los epígrafes, quizá por aquello de la síntesis. Debo confesar, no obstante, que no confío del todo en la completud de las mismas, por lo que procederé de inmediato a victimizar ocasionales lectores con el siguiente desarrollo:
Ella comenzó hace muy poco a dictar clases en la escuela secundaria (o como se llame la semana próxima). No tanto por ser joven, sino por habérselo tomado en serio, pretende que los alumnos adquieran los conocimientos impartidos y utiliza recursos que faciliten el proceso, como es el caso de la analogía.
La cosa parece simple: se refiere a imágenes y-o situaciones concretas –por todos conocidas- para trasladarse desde allí, mediante la comparación, al nuevo concepto que se pretende transmitir. Jesús usaba ese método –las parábolas- según se relata en los evangelios (especie de biografías del maestro de las cuales se “popularizaron” cuatro). A él le fue bastante bien en general –exceptuando el final- pero a nuestra joven amiga no.
Aunque cualquiera podría jurar lo contrario, el elemento “conocido” utilizado en la analogía, resultó no serlo tanto. Parece que el funcionamiento de una ciudad es algo bastante misterioso para muchos y la recolección de residuos (por nombrar un detalle), es una actividad que se registraría en el terreno de la generación espontánea, o algo así. Intentando sostener una presencia de ánimo que tambalea entre el estupor y la frustración, nuestra protagonista procura explicar lo que suponía obvio.
Como la cosa se ponía difícil para todos, los educandos proponen una salida: - Profe, porqué mejor usted nos dicta y nosotros escribimos?
Nada que entender, a quién se le ocurre?
El dictado, aparte de ser un recurso, tiene en si mismo un alto contenido simbólico y, en este caso, representativo de la sociedad que los formó. Son muchos los que prefieren que les “dicten”. La asociación es libre.
Por otra parte, cualquiera con dos dedos (horizontales) de frente, sabe que en el contexto actual la práctica del dictado es para que parezca. En general, la mayoría no solo escribe mal lo que le dictan, sino que además no tiene comprensión alguna de lo que está oyendo y escribiendo.
Cómo se llegó hasta ahí?
Hay causantes y muchísimos cómplices, encontrándose en los primeros puestos los docentes-estafadores. Un docente estafador es aquel que, acomodándose al deterioro o los intereses del poder de turno, se pliega a la decadencia propuesta para generar consumidores pasivos, lo cual termina por producir un caos de tal magnitud que amenaza no solo a la sociedad, sino a la civilización toda. Así como pueden organizarse para resistir la decadencia de los salarios, bien pudieron hacerlo con la decadencia de los conocimientos. Aprobar a un alumno que no sabe, es estafarlo. Ocurre a menudo que algunos de los estafados quieren ser docentes, y lo logran…
Sigo pensando que tiene razón mi amigo, el que dice que la escuela reproduce inexorablemente a la sociedad.
Quizá deba desterrar definitivamente la fantasía con la que crecí, un mundo donde los maestros eran diferentes y lo sabían todo. En fin…

miércoles, 14 de abril de 2010

RESPUESTAS SIN PREGUNTA

Alguna vez, en el marco de la polémica por el ingreso de menores a los boliches, los horarios de los mismos, el consumo de alcohol y otros cansadores etcéteras; un periódico local entrevistó a algunas profesionales de la salud mental -que debería ser la madre de la salud- en busca de respuestas definitivas y contundentes, que den la clave para hacer desaparecer el problema como en los cuentos de hadas (tal suele ser el reclamo de esta sociedad de niños pariendo niños). Las respuestas -sin sorpresa- no se hicieron esperar y se instalaron en torno a lo que está establecido que hay que decir en estos casos. Hubo, sin embargo, una excepción: ininteligible y desconcertante para el contexto local, esa profesional de la escucha planteó, como si tal cosa: "...hay que hacerle lugar a la pregunta".
Nadie entendió y todos criticaron. Esa no era una respuesta. Peor aún, no era la respuesta que se esperaba, de modo que ese recorte de la página fue arrojado por la borda y quedó oficialmente rechazado el desafío, por lo que nos quedamos solo con las respuestas que, para variar, no modificaron nada; aunque eran políticamente correctas.
El "mundo" no es sordo y mudo, como propone Discépolo en el tango Yira. Es sordo, no mas.

domingo, 4 de abril de 2010

ROMPÉ EL SILENCIO

Algo de hambre y algo de ganas de comer pizza me condujeron -dónde sino- a una pizzería. Mesa grande en la vereda (por los últimos calorcitos en un incipiente otoño)rodeada de estómagos festejantes y dentro, solo una pareja. Escogí el interior y -sin alarde de originalidad- pedí pizza y cerveza. Me senté debajo de donde se encuentra el televisor, para no verlo, en arriesgado desafío a la ley promulgada por don Isaac Newton. Pronto comprobé que no ver sería insuficiente, ya que del engendro se estaba extrayendo su máxima potencia en volumen, para ametrallar el aire y hacer rebotar en las membranas auditivas, las voces superpuestas y simultáneas de conductores y participantes de un programa de entretenimientos. No era Tinelli, pero uno de los conductores hablaba (gritaba, en realidad) como él. Cuando percibí que a nadie parecía molestarle y mi resistencia se acercaba a su límite, invadido también por el temor a que la vibración favoreciera la manifestación de la ley de Isaac, decidí aumentar la apuesta y arriesgar también la revelación de mi estado llamando a la joven que atendía las mesas, a la que solicité con mi último aliento cuerdo que disminuyera el volumen. Argumenté que como los conductores del programa hablaban todos a la vez, no se entendía nada (lo cual, bien mirado, constituye el lado bueno de la desgracia) y que por lo tanto era en vano el exceso de volumen. Amablemente la dama accedió y tomando el control, bajó el volumen y cambió de canal con una sonrisa condescendiente. Quise abrazarla pero me contuve, ya había ocasionado suficiente disturbio. Como la pareja de al lado miraba de reojo, aproveché para comentarles esto de la alienación y el torpe barullo. Para mi sorpresa, coincidieron conmigo y me contaron que recién venían del colegio, de una reunión de padres, y que ahí pasaba lo mismo, que todos hablaban a la vez, que nadie escuchaba, que no se entendía nada, que era imposible arribar a una conclusión, etc. Todo ello relatado por ambos al unísono y a voz en cuello...
Alguien llegó a tiempo para interrumpir el dislate e impedir que derramara la cerveza en mis oidos, permitiéndome disfrutarla por donde corresponde.
Qué habrá sido de los oyentes? me pregunté mientras perseguía una aceituna y reflexionaba acerca del porvenir de las radios. Definitivamente los parlanchines están ganando la batalla: estos auténticos jíbaros del sistema, utilizan el taponamiento de oídos como principio elemental para el reduccionismo de cabezas, lo cual tiene su lógica dado que, dejando libre la boca para que drene y tapando la entrada, el vaciamiento se produce rápidamente facilitando el achique, funcional a ciertos propósitos...
CONTINUARÁ, cuando me venga en ganas.

APLAUSOS


La muerte no puede constituir mas que alivio para algunos e inmenso dolor para otros siempre que, claro está, uno se entere de lo que está ocurriendo. Sin embargo, a lo largo de su historia, la humanidad se ha inventado múltiples mecanismos para negarla. Un aplauso es una aprobación o felicitacion instantánea grupal y pública, que reconoce lo que se acaba de actuar. Si lo último que uno hizo es morirse, los aplausos... son una ironía o una torpeza? No dejo de preguntarmelo cada vez que veo público aplaudiendo en un funeral; una modalidad establecida para héroes o famosos, armados por la tele muchas veces para la ocasión.

domingo, 21 de marzo de 2010

Es Quizofrenia!

No hace mucho tiempo, la Dra. Carmen Argibay, Jueza de la Corte Suprema, calificó de esquizofrénica a la sociedad argentina. El -por demás revelador- "insulto", transcurrió sin pena ni gloria y fue quitado de la escena mediática en cuestión de minutos. Parece que nadie quiso recoger el guante, no vaya a ser cosa...
Podría decirse que la esquizofrenia es aquella situación en que un mismo cuerpo transporta a dos personas: triste condición en tanto padecimiento psiquiátrico, repudiable acción en tanto excusa para justificar traiciones.
Este formato pseudo esquizo, vino a instalarse con fuerza no hace mucho tiempo, con el discurso constructor de una "nueva" filosofía política y económica traída por el viento norte. En aquellos años, comenzó a decirse con tanta fuerza -medios mediante- que hasta parecía "natural" la escisión: "...una cosa es la persona y otra el funcionario". "...como hombre puedo entenderte, pero como sacerdote..." y etc.
Innumerables sujetos compraron el soft y desde entonces, interpretar un personaje dejó de ser un privilegio de los actores y la práctica trascendió ampliamente los límites del escenario.
En esta cacería de discursos a la que dedico gran parte de mi atención diaria, logro atrapar con abrumadora frecuencia la aparición de esta pseudo esquizo.

sábado, 6 de febrero de 2010

LA MULTA - MALA MULA MULATA

La sobrevaloración del dinero,en su condición de mercancía suprema, aporta no pocas contradicciones a un sistema que ya debería haber sido revisado seriamente. Contradictoriamente coherente, la cultura capitalista establece como castigo, a lo mas valioso que tiene: el dinero.
Cuando las faltas son sancionadas con dinero (multa), a menudo bajo el amparo del ridículo argumento del "dolor de bolsillo", se genera una condición perversa al transmitir la idea de que todo se arregla con dinero; a la vez que se concreta una injusticia, dado que al sancionar igual falta con igual suma, el verdadero castigo lo es solo para el que menos tiene, en tanto no lo es para aquel a quien le sobra el dinero; sin contar con que no corrige actitudes y engendra metodologías de burla del supuesto castigo, sin modificar conductas.
En la práctica, para colmo de la perversión, la supuesta intención educativa es enteramente reemplazada por la simple y llana recaudación por parte de los organismos públicos o privados, encargados de tal menester.
Propuestas alternativas en próxima publicación.

IRONIAS DE LA VIDA

He sido tristemente sorprendido durante los últimos años, al comprobar reiteradamente el deterioro intelectual que impide la simbolización. La precaria literalidad que ostentan innumerables seres humanos de la sociedad que comparto, me hace suponer que el mismísimo Jesús (el Cristo) fracasaría estrepitosamente al hacer uso de sus parábolas en la actualidad. Observo diariamente que la utilización de la ironía es duramente atacada y cuestionada, siendo por otra parte comprobable que muchas personas ni la utilizan ni la disfrutan, dado que no pueden despegar de lo concreto. ¿Estaremos ante un proceso gradual de retroceso a la animalización? El uso de la palabra inluso se ha precarizado de tal manera que el lenguaje (en todas sus formas) se ha limitado a mínimas expresiones y recursos, generando también enormes e intrincadas confusiones en la comunicación y las relaciones. No solo se reduce el caudal de palabras a utilizar, sino que hay una enorme resistencia a escucharlas. Se opta por sonidos alienantes (incluso con la excusa de la música) para no escuchar y procesar palabras. Esta "holgazanería" auditiva, deja a las personas a mitad de camino en su construcción -cuando no los retrocede- y por consiguiente a la sociedad. La ironía es un modo de expresión de alto contenido simbólico que invita a repensar conceptos y situaciones, aunque, paradógicamente, requiere de pensamiento y conocimientos previos. Es decir, se hace necesario un ejercicio intelectual anterior y permanente que permita conceptualizar y simbolizar, para poder echar mano de la ironía. Leo y escucho, cada vez con mayor frecuencia, airados rechazos y críticas al uso de la ironía. En algunos casos porque se sienten afectados personalmente, cuando "da en el clavo" y, al carecer de argumentos para rebatir la crítica implícita, optan por "matar al mensajero"; y en otros, porque sencillamente no logran visualizarla y reciben literalmente el mensaje, siendo esta una situación de mayor precariedad al no percibir que, precisamente, se trata de una ironía. Quizá, una cultura que valoriza mucho mas a las cosas que a las personas, sea responsable de este "quedar pegado" a lo concreto y no poder simbolizar. Se reciben con agrado comentarios a favor y en contra, siempre que contribuyan al enriquecimiento de la construcción humana en un sentido conceptual (para el cuerpo ya hay sobre abundancia).